La vida de Zhenghua Yang cambió por completo cuando tenía apenas 18 años.
Estudiaba en la Universidad de Illinois y celebraba Halloween cuando recibió una noticia devastadora: su cuerpo tenía niveles críticos de plaquetas y, según los médicos, solo le quedaban tres horas de vida. Contra todo pronóstico, ese final nunca llegó.
Mientras esperaba lo peor, Yang encontró refugio en los videojuegos. Títulos como League of Legends, Minecraft y World of Warcraft se convirtieron en su forma de resistir el miedo.
“No fueron creados para salvarme, pero al final lo hicieron”, contó más tarde a la revista Fortune.
Aquella experiencia despertó una pregunta que marcaría su futuro: ¿y si los videojuegos también pudieran ayudar a otras personas?
Tras salir del hospital, Yang se mudó a Colorado y continuó su formación en empresariales en la Universidad de Colorado Boulder.
Con apenas 1,000 dólares de inversión, fundó Serenity Forge, un estudio y editora con una misión clara: crear juegos con significado, capaces de generar un impacto emocional en quienes los juegan.
El estudio de Zhenghua Yang
Más de diez años después, Serenity Forge es una empresa consolidada.
Cuenta con más de 40 empleados, ha publicado 70 videojuegos y genera ingresos anuales de entre 10 y 15 millones de dólares. Entre sus títulos más conocidos están Lifeless Planet y Doki Doki Literature Club.
Para Yang, el dinero no es el único objetivo. Su estudio ha rechazado proyectos con alto potencial comercial por no encajar con su filosofía. “Algunos podían generar millones, pero no representaban lo que somos”, afirma.
Lo que más lo motiva son las historias de jugadores jóvenes que aseguran haber cambiado su vida gracias a estos juegos. Para Yang, ese impacto vale mucho más que cualquier cifra en ventas.
Con información de Meristation.
