Durante casi tres décadas, Tomb Raider se ha convertido en sinónimo de exploración, aventuras exóticas y misterios antiguos.
A lo largo de los años, Lara Croft ha recorrido selvas, ruinas y ciudades olvidadas en distintas partes del mundo.
Sin embargo, la franquicia también ha caído en una repetición constante de referentes visuales y mitológicos, lo que poco a poco ha reducido la sensación de descubrimiento que la definió en sus inicios.
Ese panorama podría cambiar con Tomb Raider: Catalyst, el nuevo capítulo de la saga que apunta a convertirse en un verdadero punto de inflexión. Más allá de las mejoras técnicas y la renovación visual, su apuesta más importante está en el plano narrativo y geográfico: el regreso de la India como escenario principal.
Este país solo apareció una vez en la franquicia, de forma muy breve, al inicio de Tomb Raider III en 1998.
Aquella secuencia en la selva dejó entrever un enorme potencial que nunca volvió a desarrollarse.
Ahora, Catalyst quiere saldar esa deuda llevando a Lara Croft al norte de la India, donde un cataclismo de origen mítico sacará a la luz secretos ancestrales y un poder peligroso que la protagonista deberá descubrir antes de que caiga en manos equivocadas.
¿Por qué Tomb Raider: Catalyst estará en la India?
La elección no es menor. La India sigue siendo uno de los escenarios menos explorados en los videojuegos de acción y aventura de gran presupuesto, pese a su riqueza cultural, su diversidad geográfica y su profundo legado mitológico.
Aunque ha aparecido en títulos como Uncharted: El legado perdido, el nuevo proyecto de Crystal Dynamics tiene la oportunidad de mostrar este entorno desde una perspectiva más ambiciosa.
Eso sí, habrá que esperar. Tomb Raider: Catalyst llegará hasta 2027 a PS5, Xbox Series y PC.
Antes, los fans podrán disfrutar de Legacy of Atlantis, una reimaginación del primer Tomb Raider adaptada a los estándares actuales y alineada con la trilogía reboot.