imagen tomada de giantbomb.com
Antes de que existiera la rivalidad entre PlayStation y Xbox, Atari ya jugaba su propia “guerra de consolas”… consigo misma.
En los años 70, cuando el boom de los videojuegos apenas comenzaba, la compañía detrás del legendario Pong tuvo que resolver un problema inesperado: los distribuidores exigían contratos exclusivos, lo que limitaba su expansión.
¿La solución? Crear una empresa fantasma llamada Kee Games que aparentara ser un competidor independiente.
En 1973, Nolan Bushnell, fundador de Atari, y su socio Joe Keenan decidieron fundar Kee Games con una sola misión: burlar las restricciones de distribución y llegar a más mercados.
Kee se presentó como una compañía nueva y rebelde que incluso “robaba” empleados de Atari.
En realidad, usaba las mismas piezas, los mismos ingenieros y los mismos juegos, solo que bajo otro nombre.
Su logotipo, una llave (“key” en inglés), parecía un guiño perfecto: abría nuevas puertas de negocio para Atari mientras el resto de la industria creía que eran rivales.
La estrategia era tan descarada como brillante.
Bushnell incluso confesó que les decía a los distribuidores que Kee Games les robaba los juegos.
El resultado: los distribuidores corrían a comprarle a Kee pensando que así afectaban a Atari.
Mientras tanto, Atari seguía vendiendo… solo que bajo dos nombres distintos.
Fue una maniobra de marketing tan fuera de control que solo podía haber existido antes del internet.
En 1974, Kee Games lanzó su primer título completamente original: Tank.
El juego fue un éxito rotundo en las salas recreativas y ayudó a Atari a superar una crisis financiera.
Ese mismo año, la farsa llegó a su fin. Atari “anunció” la fusión con Kee Games y nombró a Joe Keenan como presidente.
La verdad salió a la luz: Kee nunca fue una competencia real, sino una extensión estratégica de Atari.
Kee Games continuó operando hasta 1978, cuando Warner Communications, nueva dueña de Atari, decidió cerrar la división. Aun así, su existencia dejó huella:
Permitió a Atari expandirse a nuevos mercados.
Demostró que la creatividad no solo se aplica al diseño de videojuegos, sino también a los negocios.
Marcó uno de los primeros grandes golpes de ingenio corporativo en la historia del gaming.
Hoy, la historia de Kee Games se recuerda como una de las trampas más ingeniosas (y exitosas) del mundo tecnológico.
Atari no solo inventó el videojuego moderno… también inventó a su propio rival.
Con información de Vida Extra.
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