El mercado del gaming portátil vive un momento de expansión acelerada. El Steam Deck abrió camino y hoy se enfrenta a un escenario donde Asus, Lenovo y MSI han decidido apostar fuerte por dispositivos capaces de llevar la experiencia de un PC al bolsillo. La competencia ya no se centra en quién logra correr los títulos más exigentes, sino en quién logra hacerlo con estilo, fluidez y comodidad.
Diseños que marcan diferencia
Cada propuesta responde a un perfil distinto:
- Asus ROG Ally destaca por su procesador Ryzen Z1 Extreme y su pantalla táctil de 120 Hz, ideal para quienes priorizan velocidad y gráficos nítidos, aunque su autonomía aún genera debate.
- Lenovo Legion Go apuesta por el espectáculo visual con una amplia pantalla QHD de 8,8 pulgadas, pensada para inmersión total sin dejar de lado la movilidad.
Apuestas más recientes
MSI busca abrir terreno con dos alternativas que apuntan a distintos perfiles de jugador:
- MSI Claw A1M integra procesadores Intel Meteor Lake y gráficos Arc Xe-HPG, además de conectividad Thunderbolt 4, un guiño claro a quienes desean potencia portátil con estándar de laptop.
- MSI Claw A8 eleva la vara con procesador Ryzen Z2 Extreme, 24 GB de RAM y batería de 80 Wh, diseñada para sesiones prolongadas sin depender del cargador.
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Retos por resolver
La innovación no borra desafíos. La autonomía limitada y la gestión de calor siguen siendo puntos críticos que los fabricantes intentan superar con nuevos sistemas de refrigeración y ajustes de software. Aun así, la dirección es clara: el futuro del gaming se juega en pantallas portátiles.
Hoy, el segmento ya representa más del 12 por ciento del mercado global de hardware para videojuegos, una cifra que confirma que el juego en movimiento dejó de ser nicho para convertirse en tendencia dominante.
