Si alguna vez usaste The Legend of Zelda: Breath of the Wild para despejar la mente después de un día pesado, estabas haciendo algo bueno por tu salud mental.
Un estudio publicado en la revista científica JMIR Serious Games acaba de confirmar que jugar Zelda puede hacernos más felices y tranquilos, especialmente en comparación con quienes no lo hacen.
Videojuegos que hacen bien
El experimento reunió a 518 estudiantes de posgrado divididos en cuatro grupos:
Un grupo jugó Breath of the Wild
Otro vio películas del famoso Studio Ghibli
Un tercero combinó ambas actividades
Y un cuarto no participó en ninguna de las dos
¿El resultado? Los jugadores de Zelda reportaron mayores niveles de calma y felicidad, y los que además vieron películas de Ghibli experimentaron un bienestar todavía mayor.
Los investigadores concluyeron que las experiencias nostálgicas e inmersivas, como explorar Hyrule o disfrutar de los paisajes animados de Ghibli, tienen un efecto directo en el estado de ánimo.
Un paseo en Zelda para reducir el estrés
Para entender por qué este juego tiene tal efecto, el equipo aplicó una prueba estadística conocida como efecto de mediación bootstrap, que les permitió analizar cómo los juegos de mundo abierto influyen en la felicidad.
El hallazgo clave fue que los elementos familiares y nostálgicos dentro del juego, como la música, la libertad de exploración y el diseño visual, generan una sensación de confort emocional.
En palabras simples: sumergirse en el universo de Zelda ayuda a desconectarse del estrés diario y a mejorar el ánimo, al menos a corto plazo.
No todos los juegos son “malos”
Aunque durante años se ha debatido sobre los posibles efectos negativos de los videojuegos en niños y adolescentes, este estudio demuestra que no todos los títulos son iguales.
Experiencias bien diseñadas y con entornos relajantes, como Zelda o incluso juegos de granja, pueden ser aliados para la mente.
En tiempos donde el bienestar emocional es tan importante como la productividad, The Legend of Zelda: Breath of the Wild se posiciona como algo más que un videojuego: una herramienta para cuidar la salud mental.
Así que, la próxima vez que alguien te diga que “jugar no sirve de nada”, ya tienes una respuesta científica:
explorar Hyrule no solo es una aventura… también es terapia.
Con información de Atomix.
